La ONU convoca a derribar las barreras que aíslan a la población con autismo La ONU convoca a derribar las barreras que aíslan a la población con autismo

Se estima que uno de cada 150 niños están dentro del espectro del autismo

,  la discapacidad infantil de mayor prevalencia en el mundo: más que el Síndrome de Down, cáncer infantil y diabetes juntos.

No es una enfermedad, es un trastorno, un  desorden en el desarrollo de las funciones del cerebro que se presenta en los tres primeros años de vida, y limita la capacidad del pequeño para establecer interacciones sociales con otras personas, tanto físicas (como abrazarse) como verbales (conversar).

Esta limitación crea barreras sociales que impiden al niño o adulto autista ejercer sus derechos como ciudadanos. No cuentan con planes de atención temprana, ya que la instituciones públicas no los contempla o, cuando más, son programas de atención limitados; tienen problemas a la hora de la escolarización, pues hay tantos “modelos a la medida” que los niños acaban en muchas ocasiones incrustados en experimentos educativos de dudoso éxito.

Los adultos con autismo apenas consiguen mantener un empleo, eso en el caso de que lo consigan. Además, sus familias son sometidas a unos elevados niveles de estrés y ansiedad.

Estos problemas fueron considerados por la Asamblea General de las Naciones Unidas que en 2007 designó el 2 de abril de Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo para poner de relieve la necesidad de ayudar a mejorar las condiciones de vida de los niños y adultos que manifiestan esta condición.

Este año, el organismo mundial ha propuesto como tema la promoción del lema “El empleo: la ventaja del autismo”.

Según la ONU, 80% de los adultos con autismo están desempleados, pese a que las investigaciones indican que tienen una mayor competencia en el patrón de reconocimiento y en el razonamiento lógico, así como una mayor atención al detalle, condiciones presentes en forma más habitual entre personas con trastornos del espectro autista que entre los trabajadores “neurotípicos”. Una condición, según la ONU, que los empleadores están dejando escapar.