El trigo de Caracas El trigo de Caracas

Por: José Pulido

Los primeros quince años de la fundación los españoles se la pasaban peleando con las tribus indígenas  hasta que se aplacó la situación. Los incansables y ambiciosos colonizadores se alimentaban con el poco ganado que les quedaba y aprendieron a comer los tubérculos que los aborígenes cosechaban. Los españoles creían que en el valle abundaba el oro y se dedicaron a explotar unas pocas minas pero muy pronto se dieron cuenta de que era un trabajo inútil y comenzaron a cultivar la tierra.

Levantaron el primer templo de Caracas en 1570. Se lo dedicaron a San Sebastián, pero una plaga de langostas acabó con las siembras y la vegetación y entonces construyeron un templo para San Mauricio porque San Sebastián no pudo con las fulanas langostas. El templo de San Mauricio se empavó: desapareció bajo un incendio y se volvió cenizas. La imagen de San Mauricio fue llevada hasta el templo de San Sebastián. San Mauricio comenzó a vivir “arrimado”.

En 1580 se desató la primera plaga de viruela en Venezuela. Perjudicó más a los indígenas que no conocían la enfermedad: las tribus casi desaparecieron. La viruela hizo más estragos que las peleas con los españoles. En ese momento los españoles construyeron otro templo y en esta ocasión se lo dedicaron a San Pablo por haber alejado la viruela según la creencia popular. Al lado de ese templo,  colocaron el primer hospital que se levantó en Caracas. El pequeño pueblo tenía dos mil habitantes entre españoles y aborígenes.

De Valencia y de El Tocuyo había llegado ganado suficiente y de la Española enviaron a Caracas semillas de frutos diversos y de árboles europeos. Hubo membrillos, duraznos, naranjos y legumbres. A orillas del Guaire se cosechaba trigo, maíz y cebada.

Inclusive, se comenzó a producir tanto trigo entre los años 1588 y 1598 que se exportó harina de trigo hacia Cartagena y las Antillas, pero en 1600 el Ayuntamiento prohibió su exportación porque la población había crecido y se necesitaba mucho pan.

La arepa había calado en la vida del venezolano y los descendientes de los españoles no echaron de menos el pan de harina de trigo cuando los trigales se extinguieron.

Los aborígenes que poblaban el territorio que hoy conforman Panamá, Colombia y Venezuela, tenían como uno de sus platos principales la arepa.  Galeotto Cei, en su libro “Viaje y descripción de las Indias” 1539-1553, describe la hechura de la arepa:

“Hacen otra suerte de pan con el maíz a modo de tortillas, de un dedo de grueso, redondas y grandes como un plato a la francesa, o poco más o menos, y las ponen a cocer en una tortera sobre el fuego, untándola con grasa para que no se peguen, volteándolas hasta que estén cocidas por ambos lados y a esta clase llaman areppas y algunos fecteguas”

Al parecer, los cumanagotos llamaban “erepa” al maíz.